Planta Desalinizadora nunca se contempló en el Plan de Desarrollo

Por: Vanessa Milena Bermúdez-@VanessaMilenaB3

El modelo de gobierno del cambio nunca pensó en desalinización

El régimen del cambio lleva 7 años, dos gobernantes y consecuentemente dos Planes de Desarrollo formulados y en ninguno de los dos se contempló la posibilidad de resolver la escasez de agua en Santa Marta con una planta desalinizadora

En el caso del ex alcalde Caicedo es “entendible” porque a él los samarios nunca le pidieron agua, le pidieron estadio. Pare de contar. 

Pero para Martínez no hay excusa, porque desde su campaña enarboló la bandera del agua. En efecto, el Plan Distrital de Desarrollo de Martínez contempla el “sub Programa: Solución desabastecimiento del agua” y en él se establecieron 4 metas, todas fracasadas, salvo la correspondiente a la implementación de un nuevo operador de Acueducto y Alcantarillado. https://elarticulo.co/samarios-pagaron-casi-500-millones-por-liquidar-a-veolia/

El plan que rige el gobierno distrital definió explícitamente las siguientes medidas para hacerle frente a la problemática del agua:

  • Largo plazo, la solución a partir del río Magdalena y adicionalmente poner en marcha un nuevo operador de Acueducto y Alcantarillado. Bloqueada por el Tribunal Superior del Magdalena, gracias a las medidas cautelares solicitadas por la Procuraduría 13 Judicial para asuntos Ambientales y Agrarios. https://elarticulo.co/medidas-cautelares-por-escasez-de-agua-en-santa-marta/

De repente todo tiene solución

Pese a nunca haber contemplado la desalinización, el alcalde viajó hasta Israel a visitar la planta más grande del mundo y a su regreso ha anunciado con entusiasmo que “el proyecto de la planta desalinizadora técnicamente es posible y realizable”.

Igualmente el mandatario afirmó que con esta alternativa se busca dar solución definitiva a la problemática de desabastecimiento de agua potable en la ciudad, “El proyecto de la planta desalinizadora para la ciudad es un proyecto posible y realizable. Hoy tenemos una ruta, una agenda, un paso a paso, es una solución que permite poner en funcionamiento módulos que representarán a la ciudad más litros de agua por segundo adicionales” apuntó.

El entusiasmo repentino del Alcalde con este proyecto es tal, que ya el ejecutivo distrital decidió invertir todo el esfuerzo político e institucional en sacarlo adelante “hay que tomar una decisión, como la hemos tomado, de avanzar en los estudios de prefactibilidad y de factibilidad a ver si es posible en este mismo período dejar contratada y en construcción el primer módulo de esta solución. Estamos trabajando para acelerar los tiempos y dejar este mismo año contratadas estas obras”, añadió Martínez.

Ni nuevo, ni panacea

Pese a todos los anuncios positivos del alcalde que muestran la construcción de una planta desalinizadora como la “panacea”, hay que señalar que la desalación del agua es tan antigua como la cultura griega y lo único reciente sobre ella es el proceso de la “ósmosis inversa”, que fue descubierto en 1960. Fuente:  https://www.fundacionaquae.org/wiki-aquae/historia-del-agua/historia-de-la-desalinizacion-del-agua/

Desde hace más de 50 años la desalinización viene marchando como solución de abastecimiento de agua apta para el consumo humano en todo el mundo. Por vía de ejemplo se puede citar la primera planta desalinizadora de Europa, que se ubicó en España, “Las Islas Canarias” hacia el año de 1964, salvando en ese entonces a la isla de la destrucción.

Sin embargo, todo tiene su pro y sus contra y particularmente Canarias, luego de 54 años de tomar agua desalinizada con los más alto estándares técnicos de potabilización, pareciera haberse cansado del sabor del agua. Así al menos lo registró el diario español “El País” en un artículo publicado el 21 de enero de 2018, que empieza con una declaración desagradable de una habitante de la isla: https://elpais.com/politica/2018/01/20/actualidad/1516475753_444638.html

“África López no quiere tomar ni un sorbo de agua del grifo en su casa de Juan Grande, en la isla de Gran Canaria. Rechaza la idea de beberla casi como si fuera veneno. Le da igual que esa agua supere los índices más altos de potabilidad establecidos por ley; López lo tiene claro: “Sabe muy mal, a cloro, sale blanca de la cal que lleva. Incluso huele a lejía”

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