Una gloria del fútbol samario que lucha por revivir el deporte en Pescaíto

Por Katia Vásquez

A través de los años, el popular barrio Pescaíto se ha convertido en un referente de Santa Marta y se reconoció su importancia como cuna de grandes deportistas y patrimonio cultural de los samarios, de la mano, o mejor de los pies, de grandes futbolistas que allí nacieron y crecieron, uno de ellos fue Miguel Ángel ‘El Fercho’ o ‘Fosforito’ González Palacio.

En su largo recorrido en el fútbol colombiano Miguel González comenzó su carrera deportiva en Junior (1980), Unión Magdalena (1981-84), Bucaramanga (1985-86), Independiente Medellín (1987), Cúcuta Deportivo (1988), Sporting de Barranquilla (1989), Anzoategui (1990-93), y Caracas FC (1994-96).

A sus 57 años, Miguel González, una de las glorias del fútbol samario, ha decidido dedicar su vida a formar nuevos talentos, con su club, el cual lleva su nombre, se esmera por infundir a sus dirigidos el temperamento y la entrega dentro de un terreno de juego.

Cada lunes a las 4:00 p.m. y jueves a las 5:00 p.m., ‘Miguelú’ como también es reconocido el ex futbolista, entrena a los niños más pequeños en la cancha ‘La Castellana’ y los miércoles  y viernes, se traslada a enseñarle sus tácticas deportivas a los niños más grandes en la cancha del barrio Los Almendros.

Interrumpiendo uno de sus entrenamiento, el sobrino de Justo y Aurelio Palacio, ex jugadores del Unión Magdalena en el año 1968, época en la que el ‘Ciclón Bananero’ quedó campeón, contó que su mayor pasión en la vida es el fútbol y su mayor anhelo ha sido vivir siempre en Pescaíto, el barrio que lo vio nacer y que lo formó para llegar ser el gran futbolista que en su momento fue, y  en el que asegura desea morir.

Su gran amor a las canchas, al balón y a las calles del popular barrio, ha sido el motivo suficiente de González, para brindar a la comunidad, en especial, a los niños, adolescentes y jóvenes una nueva oportunidad para revivir el deporte en la ciudad y mejorar sus condiciones de vida  a través del fútbol.

Miguel Ángel dio a conocer como el pasar de los años han cambiado el espíritu futbolero de la comunidad pescaitera, manifestó que “antes brotaba el futbolista aquí (Pescaíto) como si fuera una fruta, ya no; hoy en día algunos jóvenes llegan a sus casas con plata fácil y los padres no se preocupan por saber dónde la consiguen, no los incentivan a practicar un deporte por creen que no van a llegar a ser nadie o no van a tener nada”.

Miguel González, arriba del ‘Pibe’

Seguidamente, ‘El Fercho’, remarcando la importancia del fútbol en su vida, aseguró que “este deporte me dejó cuatro casas” y en aras de conservar el balompié en el barrio manifestó que desde hace 11 años y con sus propios esfuerzos ha logrado fundar su propio equipo, porque “en Pescaíto el fútbol se está acabando”.  

En su lucha por revivir el deporte en la ciudad y en el barrio, este hombre afirmó que con sus propios esfuerzos y con el apoyo de los padres de familia de sus conducentes, se ha mantenido incentivando a la comunidad a conservar el fútbol, y que la falta de apoyo de la Alcaldía, la Gobernación y demás entes, no ha sido impedimento para continuar con su carrera.

Recalcando la necesidad de un apoyo, de un patrocinio, para las nuevas generaciones que van creciendo en medio de este deporte, asegura que no es justo que los recursos sean suministrados “por los mismos padres de familia, ellos deben comprar los uniformes, el de entrenamiento y el de los partidos, dar una mensualidad de $20.000 para darle un recurso al técnico, lo cual no vendría siendo la ‘gran cosa’, de esa plata deben salir los implementos deportivos, las bolsas de agua y los refrigerios de los jugadores en los torneos”.

De igual modo, aseguró que anteriormente, entrenar a los niños resultaba más fácil, se podía hacer en cualquier cancha y como él dijo “hoy las canchas tienen dueño y toca pagar para enseñar el fútbol a la juventud o solicitar un permiso por una o dos horas al día”, una situación que sin duda es la muestra de la falta de compromiso con el deporte de la ciudad, la falta de oportunidades para evitar que niños, jóvenes y adolescentes se vayan por el camino de las drogas, es inaceptable que “para entrenarlos en el Polideportivo, para utilizar las canchas se tenga que pagar $840.000”.

Miguel González Palacio, afirmó que “me encanta el fútbol, lo llevo en la sangre, pertenezco a una familia futbolera, soy primo de Carlos Valderrama, Alan Valderrama, Didí Valderrama, mis hermanos Edinson y Julián González, crecí con el fútbol y seguiré trabajando para dar lo mejor a los jóvenes y niños que practican este deporte”.

Finalmente, González Palacio aseguró que en su club no le cierra la puerta a ningún niño, que por el contrario tiene toda la disposición, de aceptarlo sin mirar si juega bien o mal, “en el camino aprende” y en caso de no llegar a ser un jugador profesional, tendrá la oportunidad de conseguir una beca por medio del deporte para sus estudios.

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