Paro nacional


José Félix Lafaurie Rivera Twitter: @jflafaurie

Me pregunto si quienes marcharon el 25 de abril leyeron el proyecto del Plan de Desarrollo y, entonces, se sentían justificados para protestar en su contra.

Me pregunto cuántos estudiantes, tras dos meses de paro en 2018 y un logro de 4,5 billones, sin precedentes y además justificado, leyeron el Plan que incluye sus conquistas y tienen justificaciones para acusar al Gobierno de incumplimiento.

Me pregunto si los afiliados a Fecode, con capacidad extorsiva para bloquear un servicio sensible, siguen protestando por la calidad de la educación, sin pensar que la calidad está en ellos mismos, y aun así, extorsionaron al anterior gobierno y mantienen su irresponsable posición de no dejarse evaluar.

Me pregunto si los afiliados a las centrales, que no ocultan su sesgo ideológico, entienden las propuestas laborales y pensionales del Plan, o protestan porque sus líderes les dicen que es otra estrategia de la oligarquía contra la clase obrera.

¿Atenta contra la clase obrera garantizar seguridad social a quienes tienen empleos parciales y devengan menos del mínimo? ¿Es expropiación del ahorro pensional, la opción “voluntaria” de aportar las devoluciones de quienes no alcanzaron el derecho a pensión, para garantizarles un ingreso vitalicio y subsidiado?
El gobierno Duque, tras histórica concertación, aprobó un aumento del salario mínimo del 6%, casi el doble de la inflación. ¿Esa decisión de consenso es la de un gobierno que persigue a los trabajadores?  
¿Por qué marcha la gente en Colombia? Claro que hay razones, pues prevalece una enorme desigualdad, pero esa no parece ser la razón detrás de este paro nacional. 

La inversión en calidad no parecer ser la razón de las protestas después de los acuerdos con los estudiantes; ni de la violencia en la Universidad Nacional, la Distrital y la de Antioquia el día del paro; ni para los destrozos de los estudiantes de la Pedagógica, casi mensuales en la tradicional Avenida Chile de Bogotá.

Después de los acuerdos con la minga quedó claro que, detrás de las peticiones, que incluían 40.000 hectáreas, negociación con los elenos y reconciliación con Maduro, había móviles políticos e infiltración de grupos ilegales.

¿Qué viene ahora?, ¿el 1º de mayo?, ¿Asonal judicial y el bloqueo de la justicia?, ¿la USO y el bloqueo petrolero que ataca las finanzas del Estado, como la minga paralizó varios departamentos con pérdidas inmensas?
Se trata de no dejar gobernar, desde la calle o el Congreso, pues la resurrección de la “Unidad” es otra forma de paro extorsivo para resucitar la mermelada, y las 4.000 proposiciones al Plan de Desarrollo son “vandalismo legislativo”.

Siempre habrá razones para oponerse, pero más para construir país. Quiera Dios que quienes le apuestan al fracaso del gobierno pierdan su case, pero es enorme su irresponsabilidad  histórica con el futuro de Colombia.

Haga clic para comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Subir