Los grandes ausentes de la marcha contra el terrorismo

Por: Vanessa Milena Bermúdez-Twitter @VanessaMilenaB3

Mientras en las ciudades principales de Colombia todas las vertientes políticas se unieron para marchar contra la barbarie, en Santa Marta la tibieza estuvo a la orden del día. ¿Qué pasó con los partidos y movimientos políticos con representación en la ciudad?

Luego de la explosión de un carro bomba el jueves de esta semana al interior de  la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, en Bogotá, toda Colombia levantó su voz en rechazo unánime a lo sucedido.

Hoy, cuatro días después del atentado, millares de ciudadanos en la capital del país, así como en las principales ciudades de la Nación marcharon en respaldo a la institucionalidad, en especial como forma de apoyo a la Policía Nacional y a las familias de las víctimas mortales y heridos del sangriento atentado, así como en repudio a cualquier forma de violencia y al terrorismos que han marcado la historia nacional.

Dicha movilización masiva de ciudadanos fue convocada por diversos colectivos, a los que se sumaron diferentes sectores políticos y líderes ciudadanos, todos los cuales recibieron  el apoyo irrestricto de las autoridades y del Gobierno Nacional, incluso la prensa registró la presencia del Ex presidente Juan Manuel Santos junto con toda su familia en la marcha, pero, Santa Marta fue un caso sui generis.

¿En dónde estuvo la marcha multitudinaria que cohesionara bajo una sola voz anti-terrorismo a las diferentes banderas políticas que exhiben a sus representantes en los  cuerpos colegiados que integran el gobierno local (concejo-JAL)?

En las  avenidas, calles y plazas de la ciudad brillaron por su ausencia los grandes pesos políticos y las llamadas “fuerzas vivas” que tanto alarde hacen de su deseo de aportar a la construcción de una Santa Marta grande. Salvo un movimiento político de reciente factura y su paupérrima audiencia –acto al cual no se le quita el tufillo politiquero-, hoy  en la llamada “Perla”, no hubo grandes voces de rechazo que con vehemencia y bajo el cauterizante sol samario, salieran a llorar con los que hoy lloran las vidas de sus muchachos, raídas por un estallido cruel y a vestir sus rostros de estoicismo, esperanza y valentía para gritarle a los terroristas que, los buenos somos más.

Hoy todo el país latió y marchó con un solo sentir, pero el pulso en Santa Marta fue débil, como el de un moribundo,  como el de una sociedad que se ha endurecido con las cifras de muertos y salvo por los actos religiosos liderados desde la Gobernación del Magdalena  y la ofrenda floral depositada a puertas del Comando de la Policía Metropolitana de Santa Marta por la Defensoría Regional del Pueblo, los grandes ausentes de  la marcha contra el terrorismo, fueron aquellos que son los primeros en figurar cuando se abren las contiendas políticas o los que buscan las primeras filas en los eventos de ciudad.

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