La ola mediática de Rafael Martínez

Por: Vanessa Milena Bermúdez-@VanessaMilenaB3

La audiencia inconclusa de Medida de Aseguramiento, en la que se le impuso domiciliaria al Alcalde de Santa Marta, ha despertado un tsunami de reacciones tanto en las ya conocidas furibundas barras del “cambio”, como en personalidades de talla nacional, que se han pronunciado con el mensaje de “Fuerza Rafa” como el congresista Antonio Sanguino.

El primero en salir a las redes fue el abogado/influencer Iván Cancino, quien con un vídeo que publicó varias horas antes de que se suspendiera la audiencia, desencadenó la ola de respuestas de los indignados con la Administración de Justicia.

Sin embargo, pasada la media noche, cuando se obtuvo la única declaración oficial sobre la diligencia judicial en la voz del abogado Carlos Torregrosa, las declaraciones de este contrastaron con el dramatismo reaccionario de Cancino, porque reiteró que aún no está en firme ninguna medida, que la audiencia no ha terminado sino que solo se suspendió y que es necesario esperar hasta el lunes cuando se presenten los recursos al reanudar la audiencia.

Pero la apresurada reacción de Cancino no merece tanta atención como a  las agresiones de contratistas de la Alcaldía a los periodistas no oficialistas. 

En la imagen se advierte la animadversión de la contratista Luz Vives contra la directora de este medio, Lina Peña; solo una muestra más de las muchas que han sido documentadas ante la FLIP y que le permitieron concluir a ese estamento que este gobierno es un “depredador de la libertad de prensa” y que ese ejemplo es emulado por sus simpatizantes y seguidores.

Hace pocos minutos empezó a circular en WhatsApp la siguiente cadenas que busca una movilización masiva de los adeptos al régimen, para mostrar su respaldo al Alcalde, el próximo lunes cuando se reanude la audiencia. Este fenómeno ya se ha vuelto una constante cada vez que la Rama Judicial hace su trabajo investigativo involucrando al fundador de Fuerza Ciudadana o su sucesor. Lo curioso es que jamás la fuerza pública ha intervenido para moderar la exaltación de las masas, pero sí para impedir que los periodistas nos acerquemos siquiera al piso en el que se encuentran la sala de la respectiva audiencia

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