En el Cesar, excombatientes de las Farc le apuestan al agro como medio de vida

Trabajan en un cultivo de plátano hartón que fue fortalecido por la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia a través de un sistema de riego, semillas, abonos, fertirriego, equipamientos y herramientas. 

Por: @yamiperiodista

En un punto de la carretera que comunica al municipio de Manaure con el de La Paz, en el Cesar, un grupo de exguerrilleros está apostado en la vía. Muchos están sentados sobre piedras en el pequeño espacio que hay entre la carretera y el río Manaure. Otros están de pie, rodeando el perímetro. Hay un excomandante, Aldemar, antiguo jefe del frente 41, acompañado por su esquema de seguridad (hombres de la Unidad Nacional de Protección (UNIPEP), con armas del Estado. Hay una camioneta blindada y 33 excombatientes más con picas y palas.

Antes de la firma de la paz con las FARC-EP esta escena, que ocurrió el pasado 11 de octubre, podría causar temor en la población. Bien podría ser una compañía de las Farc lista para el combate, o en términos militares, un pelotón de guerra. Pero no, estaban tomando gaseosa y comiendo galletas, mientras esperan la llegada de un camión repleto de tanques de agua de 1.000 y 5.000 litros y tubería con los que instalarán un sistema de riego para mejorar y tecnificar un cultivo de plátano.

Mientras toma gaseosa, Jorge Luis Montero, Augusto Reyes en Farc, de 43 años, 26 de ellos en la guerrilla, cuenta en acento guajiro que el proyecto nació hace un año: “Con el camarada Octavio, que era el que estaba en la finca antes, metimos una maquina a limpiar el potrero, compramos una semilla en Curumaní -fueron 2.000 colinos, que costaron 800.000 pesos- y ahí comenzamos con el proyecto del plátano”. Agrega que el proyecto inició con recursos propios de Farc provenientes de la bancarización del gobierno. En suma, de ahorros de los mismos aportes que hace el Gobierno para su manutención.

Cabe destacarse que,  aunque los excombatientes tienen unos saberes y una experiencia acumulada en el trabajo del campo, necesitaron el apoyo de entidades como el Sena, la OACP, la ARN que empezaron a brindar asesoría técnica, y de la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Colombia que les priorizó este proyecto y logró coordinar los apoyos y buscar recursos necesarios para fortalecer una de las demandas más importantes, la de fertilizantes y de un sistema de riego, para así lograr lo que hoy tienen ya hecho realidad para vivir. 

 

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