|OPINIÓN EA| Polo Polo: De Tolú para el mundo

Por: Sebastián Narváez

Del sueño al hecho como del pasto al rocío. Esperé amaneceres y atardeceres para escribir esta columna. Una victoria elegante y un poder que se eleva en lo más oscuro del declive político colombiano. Cuando todos se arrodillaron Dios sostuvo su frente y secó sus lágrimas.  Miguel Abraham Polo Polo. Negro y pobre, pero no solo de pan vive el hombre. Nacido en Cartagena, hijo de Santiago de Tolú, cuna de una guerra auspiciada por los mercenarios más sangrientos que ha parido el mal. Veintiséis años después de su natalicio, hoy, entra en el libro de los próceres de la patria.  Honorable Representante, amigo mío, hermano y confidente, pocos escriben la historia y ahora a ella la escriben tus manos. Dios, patria y revolución, una de verdad, así fue el triunfo del hijo de José Polo Montero.

Dios. Como corderos en medio de lobos, así se presenta Miguel. En medio de una juventud que se olvidó de Dios, él lo ha puesto en el centro de su vida, de su dolor, se hace presente en cada paso de su andar personal y su carrera política. No hay situación mala que no tienda a empeorar, una tempestad que te quita la fe, la esperanza, una realidad que solo entiende Jesús. Miguel se enfrentó a la corrupción, el clientelismo, la politiquería, la politización del sistema judicial y todos los pronósticos estaban en su contra. Repelió a las maquinarias y sus sobornos de antepasados clientelistas y paramilitares con banderas afro. A veces solo basta la fe, aunque menospreciada, trae una justicia divina inexplicable. Este fue el gran secreto de la victoria tras la curul afro, algo que pocos entenderán.

Patria. El aislamiento de un comandante en batalla jamás hará milagros. No solo fue esto un triunfo eclesiástico y de familia, también un cuartel de lanzas acompañó a Miguel en su disputa por representarnos en el Congreso. Hombres y mujeres de convicción y de amor por la patria. La importancia de rodearse de gentiles constructivos y críticos cuyos nombres, como los héroes, permanecen en el anonimato, pero cuyas acciones trascienden a las conquistas más notorias de la juventud contemporánea. Un grupo de jóvenes con intereses objetivos por el bien del país, de edad similar a la de Polo Polo, fueron custodios de los votos de más de 40.000 colombianos y el sueño de verlo en el poder. Un relevo generacional ante los ojos de país, por el bien de la patria, el verdadero cambio que se avecina.

La revolución. De este término se han apropiado comunidades desfavorecidas, letargos improductivos y hasta aquellos que adulan vivir sabroso. Miguel rompió todos los paradigmas y por eso esa nueva derecha es la verdadera revolución. No solo ganó, sino que lo hizo en medio de el gobierno de los negros con una narrativa adversa. Ante la presión de oposición. Ahora tendrá que enfrentar la persecución política de la nueva vicepresidenta, una negra de bolsillos llenos y valores rotos que jamás podrá llegar a la victoria como Miguel, y será siempre utilizada y arrastrada por el rezagó de la ignorancia del comunismo. Polo Polo es oposición, a su propia raza, a esa mentalidad del mantenido, al discurso de odio de clases, y a tantas cosas que como negro levanta hoy su voz para decir ¡Basta ya!

Se cierra un ciclo y empieza otro, gloria a Dios representados en el Congreso. Menuda responsabilidad la de Miguel Polo Polo, ser adalid negro y líder de la oposición al gobierno de Gustavo Petro desde la Cámara de Representantes. Una tarea no reflexiva sino radical y mordaz. Necesaria y de oxígeno para tantos ciudadanos víctimas de otros representantes que vendiendo sus banderas acabaron con la democracia por coimas y burocracia. Este es el cambio para bien, es un mensaje para los dinosaurios políticos de una juventud aún conservadora y cimentada en lo fundamental. Este es el comienzo de un relevo generacional que no se ha dejado instrumentalizar y hará de esta una oportunidad para favorecer las ideas silenciadas por un socialismo seductor y embustero. Dios con su pueblo, y el pueblo con Miguel Polo Polo, de Santiago de Tolú para el mundo, con amor por Colombia, el cambio.

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