¿Narcotraficante y asesino, portador de la verdad?

Luego de que conocieramos de la comparecencia del narcoparamilitar alias Salvatore Mancuso, ante la llamada Comisión de la Verdad, quien está respondiendo ante los Estados Unidos por narcotráfico, gracias a la extradición que ordenó el expresidente Uribe, ahora aparece con una carta a la JEP.

De acuerdo con medios locales de prensa, Mancuso, envió una extensa carta de 33 páginas en la que solicita ser escuchado como testigo-compareciente por el caso que investiga el fenómeno de falsos positivos durante lo que han llamado como conflicto armado.

En el texto, Mancuso afirma contar con información en la que se dilucida que el patrón criminal de las ejecuciones extrajudiciales se remonta hasta la década de los noventa y expresó preocupación porque exparamilitares con verdad en ese caso, han ido muriendo.

“Mi colaboración es una prueba testimonial que considero necesaria y conducente tanto para develar las formas en que se configuró la empresa criminal, como para, llegado el caso, atestiguar en el proceso adversarial”, afirma la W que dice el documento.

Mancuso que tiene cuentas pendientes en Colombia, afirma que su solicitud se enmarca en aportar información valiosa sobre falsos positivos ocurridos en la zona del Catatumbo y en el caribe colombiano, lugares donde tuvo influencia como comandante paramilitar.

Este sujeto quien fuera jefe del Bloque Norte de las Autodefensas además presentó un listado de más de 35 personas a quienes ha salpicado con sus declaraciones en Justicia y Paz, al señalarlos por algunos delitos como falsos positivos, desapariciones, masacres, concierto para delinquir o narcotráfico.

Así pues nos alistamos para presenciar una serie de delaciones por parte de un criminal, que ha sabido pedir pista en la JEP, donde seguramente llegará para redimir su pena, como otros criminales que han encontrado su tabla de salvación en ese tribunal.

Recordemos que Salvatore Mancuso, había sido condenado en 2008 a 15 años y 10 meses de prisión en Estados Unidos por un delito de narcotráfico, tras ser deportado durante el Gobierno de Álvaro Uribe, después de haber estado sujeto desde 2005 a las políticas de desmovilización del Estado colombiano.

Anteriormente había cumplido una pena de 19 meses en una cárcel de Itagüí, por lo que, y amparándose en el sistema penitenciario estadounidense, puede optar a la libertad anticipada debido a su buena conducta en prisión.

Mancuso ha reconocido haber estado implicado en, al menos, 300 asesinatos, entre los cuales estaban las víctimas de la masacre de El Aro, que le acarreó una condena de 40 años de cárcel que no cumplió por sumarse la ley de Justicia y Paz. Pero pues ahora aparece como el portador de una verdad que en 13 años jamás manifestó.

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