Julita Rodríguez la pionera del turismo en el Rodadero

Sentada en su silla de ruedas y mirando hacia el mar, la vista más hermosa que tiene, Julia Rodríguez, una mujer cataquera,  nacida el 11 de diciembre de 1926, recuerda como impulsó el turismo en Santa Marta y la influencia que tuvo para que El Rodadero tuviese un espacio a nivel no solo nacional sino también internacional.

A sus 94 años, Julita como le dicen de cariño, cuenta como una noche a las 10 pm, no podía dormir, se acercaban fiestas del mar y ella quería colocar un ranchito de fritos, entre la oscuridad de este día se levantó acelerada pidiéndole una hoja y un lápiz a su hermana, diciéndole  “Lucha, tráeme  un papel y un lápiz y pinté primero la parte de atrás, entonces me la quedé viendo y le dije, Luchi y si le agregamos al carro unas sillas y lo ponemos a viajar de Santa Marta a El Rodadero, esta ruta no tiene busetas y los choferes están robando a los turistas”, así nació la idea de “Mi Ranchito” el cual hoy hace parte de la historia de la Bahía más hermosa de América, es de resaltar que esa hoja donde Julia Rodriguez pintó por primera vez su proyecto aún la conserva como su más grande tesoro.

Pero Julita Rodríguez de Giraldo, no solo recuerda y afirma como un sueño se hace realidad y que le tocó pasar antes y después de este proyecto, con nostalgia comenta como el 6 de agosto de 1965, quisieron derrumbar su casa y defendiendo el lugar donde vivía tuvo un accidente cayendo por una bajada de esta misma, el percance se dio con un policía que habría llegado al lugar.

Esta abuelita que fue una de las pioneras del turismo del balneario turístico de El Rodadero y reconocida también por su trabajo con la comunidad,  aún no sabía que estaba por pasarle algo peor, para un 29 de Julio sufrió otro accidente, un camión embistió el vehículo donde se transportaba, dejándola inconsciente por unas horas, la noticia no duró en regarse pues que no solo era conocida por mi ranchito sino también por ser la primera y única distribuidora en esa época de Pepsi Cola, pero como siempre esta mujer demostró que podía más que las adversidades.

En 1992 la vida le siguió cambiando, esta vez al recibir la noticia de ser merecedora del Premio Internacional de Turismo, el cual fue entregado en el Paraninfo de España.

Y sentada su terraza con lágrimas en sus ojos y con una tristeza cuando habla y ve cómo el sector por el que tanto luchó hoy en vez de avanzar retrocedió mil años, lo que la llena de vida y mucho amor es la compañía de sus hijos, nietos y bisnieto, pero julita no deja a un lado a su “Oso Tomili” su mejor amigo y quien según ella sabe sus secretos más profundos.

En un momento entre risas y cuentos, se acuerda de un pedazo de madera que tiene, expresa que hace muchos años lo posee y que no lo bota porque al principio se le parecía a Jorge Isaac y ahora le colocó Marco Pérez.

Pero antes de despedirnos no nos podíamos ir sin conocer al Toro Miura, el premio de turismo que recibió en 1992, orgullosa de su vida y de lo que ha hecho por santa marta se despidió con el lema que siempre utiliza.

“Turista satisfecho, trae más turistas”

Subir