En las últimas horas empezó a conocerse un acta de junta directiva del Sistema Estratégico de Transporte donde el Alcalde Rafael Martínez como presidente de la Junta directiva, autorizó un aumento de capital por el orden de los mil trescientos millones de pesos para cubrir en primer lugar para planta de personal, contrataciones varias e incluso para hacer temas de propaganda y publicidad.
El gerente del SETP, Luis Guillermo Rubio (mencionado recientemente en un audio filtrado presuntamente entre Caicedo y Rafael Martínez) y el secretario general Diego López, suscribieron sendos oficios incluido uno dirigido a la Secretaria de Hacienda donde le solicitaron la expedición del CDP pertinentes para que de esta forma los dineros entraran a las arcas del SETP.
Ahora el Gerente Rubio, dispondrá de estos cuantiosos recursos para destinarlos a los mismos que fueron aprobados por la junta directiva que presidió el Alcalde Martínez.
“Contraste con la ESE”
Todo lo anteriormente ejecutado por el Alcalde y su aliado amigo político Luis Guillermo, no tiene que denote algo de ilegalidad, pero si contrasta con lo que ocurrió con la junta directiva de la ESE que se publicitó a través de las redes de las cuentas oficiales de la Alcaldía y que además fue también hecha a través de Facebook Live.
Tal parece que el Alcalde solo entrega autorizaciones para contratar por montos exhorbitantes a las entidades que tiene sometidas o controladas a pesar de ser empresas comerciales o sociales del Estado. La ciudad aún recuerda como Martínez se escudaba en que como miembro de la junta de la ESE sus actos no eran de vital importancia sin embargo puso en tela de juicio lo que hacía el mismo gerente nombrado por el y le recortó las facultades para contratar.
Hoy queda en evidencia que el manejo del SETP está en entero control de Martínez y que ahora se convierte en la joya de la corona en momentos que está en vigor la ley de garantías y con estos recuros dispuestos para lo que determine su Gerente, se podrá despachar con contratos, gastos de nómina y los jugosos contratos de publicidad que tanto fueron cuestionados en entidades como la Essmar.
