Cámara gremial de la leche

En medio de la grave crisis sanitaria, económica y social, provocada por la COVID-19, para el gremio ganadero resulta inexplicable la excusa de una sobreoferta de leche en el país, para justificar las decisiones arbitrarias que han tomado las empresas procesadoras de leche, al reducir hasta en un 5 % el precio final de compra a los ganaderos y fijar cupos de entrega un 10 % por debajo de su volumen habitual, reduciendo así, en más de un 14,5 %,  el ingreso neto a más de 300.000 pequeños productores en todo el país.

Resultan aún más arbitrarias estas decisiones al revisar las cifras de importaciones de los primeros cinco meses del año, que ya superaban las 40.000 toneladas. Es bien conocido que el país produce 7300 millones de litros al año, pero la industria solo procesa 3241 millones, dejando de procesar más del 50 % de la leche fresca producida por nuestros ganaderos en las diferentes regiones del país.

Adicionalmente, vale la pena recordar que el consumo per cápita de leche higienizada en el estrato 1 es de apenas 39 litros al año, mientras que en el estrato 2 solo alcanza 58 litros, lo cual, frente al consumo recomendado por la FAO de al menos 180 litros de leche por persona al año, significa que más de 30 millones de personas de los estratos 1 y 2 no tienen la oferta suficiente para consumir la proteína de origen animal más barata del mercado.

Por otra parte, la industria procesadora, apoyada en su condición oligopsónica y su posición dominante, busca insistentemente la reducción y liberación de los precios de compra, mientras los precios de venta al consumidor de leche y sus derivados aumentan de manera incontrolada, como se advierte la gráfica siguiente, donde se evidencia que en la última década el precio de venta al consumidor ha subido 4,1 % por encima del incremento del precio al productor, profundizando la brecha que no solo empobrece al sector primario, sino que reduce el consumo nacional.


Fuente: FEDEGÁN – FNG

La insistencia de la industria en la liberación de los precios al ganadero y su reducción efectiva, aumentando sus márgenes, ahonda la crisis del campo colombiano. En la última década, los costos de producción de leche han subido un 60,3 %, mientras que el precio de venta se ha incrementado solamente en un 44 %, muy por debajo del incremento del índice de precios de los alimentos (IPC de alimentos), que ha sido de 56 % en este periodo.

Respaldamos el incremento de 8 % sobre el precio del litro de leche, que el ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, realizó en marzo de 2020, pues ayudó a corregir las problemáticas que típicamente han tenido los productores en su nivel de ingreso frente a los altísimos costos de producción.

Finalmente, es importante tener en cuenta que el inventario de leche líquida UHT, que hoy no supera los 27 millones de litros, es apenas suficiente para el tamaño de este reglón, al cubrir menos de una semana de consumo. Entre tanto, el inventario actual de leche en polvo entera, fruto evidente de las importaciones, es del orden de 9300 toneladas y cubriría más de mes y medio de las necesidades para operar la capacidad instalada de la industria, siempre en detrimento de la provisión nacional de leche fresca.

La situación es aún más grave si se tiene en cuenta que, del total del acopio anual de leche, cerca del 60 % lo realizan solo seis empresas que, bajo esa clara posición dominante, les imponen condiciones a los más de 320.000 productores de leche.

La reactivación económica nacional, que el país necesita en la actual coyuntura y en la que estamos comprometidos los ganaderos, no puede soportarse en la preservación de los márgenes de la industria a costa de la quiebra de los más de 300.000 pequeños productores, que no han dejado de “madrugarle al ordeño” y que han puesto el pecho en primera línea durante esta pandemia, garantizando el abastecimiento de leche en los hogares colombianos.

En consecuencia, es urgente realizar esfuerzos conjuntos entre el Gobierno Nacional, la industria procesadora y los productores, para incrementar el consumo de leche en estratos medios y bajos, retomando la propuesta del sector primario de la creación de un Fondo Tripartita, que promueva el consumo de leche en el país, dirigido precisamente a estos estratos de más bajos recursos.

De manera vehemente hacemos un nuevo llamado a corregir las ineficiencias de la cadena, que no son responsabilidad de la producción primaria, sino que se presentan en los procesos posteriores de acopio, transporte, distribución y procesamiento, en los que la industria colombiana tiene un sobrecosto de más del 39 % con respecto a los costos internacionales, y así consolidar una visión de cadena que nos permita superar los retos hacia el futuro.

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