Sin palabras y con lágrimas te despedimos Deivid

Y entonces deben seguir muriendo inocentes y las balas seguir silenciando la vida de quienes tienen sueños, aspiraciones y solo vienen al mundo a contagiar a muchos de su alegría.

Así era Deivi Rap como todos lo conocíamos, su nombre artístico, un joven que tuve la oportunidad de conocer a mis 16 años cuando dejaba un grupo de danzas del municipio de Baranoa Atlántico, pero que aquí en Santa Marta me brindó la oportunidad de seguir practicando durante muchos años una de mis más grandes pasiones… El baile.

Lo conocí en el gimnasio Caribe Sport, en ese entonces ubicado en el barrio Riascos, en esos tiempos, yo solo quería bailar e ir al colegio, las clases de “Rumba” era lo único que me hacía desplazarme a este lugar donde muchos llegaban a hacer una rutina completa de ejercicios.

Conservar un recuerdo del primer día cuando me dijo siendo el profesor de esta clase: Ey chica ¿de dónde eres? Sabes bailar, ¡tienes técnica! Fueron las primeras palabras que hicieron de ahí miles de conversaciones.

Conocer su forma de enseñar a sus alumnas a bailar con alegría, una sonrisa por naturaleza y después ir a comer pizza, ese era Devid Alarcón un joven que siempre soñó con la música, con ser cantante, bailarín, animar a las personas, vivir con swing, ese joven que conocí bailando y después lo vi en muchas tarimas con su talento intacto que siempre desbordaba en tarima.

Sin embargo la vida se nos va en un suspiro, o más bien nos la quitan de la manera más inexplicable, hoy con el corazón lleno de dolor despedimos a un amigo, a un artista y a un padre que siempre lo recordarán sus familiares y amigos.

Vivimos en un país donde salir de casa es fácil, volver es cuestión de suerte, un país donde está a la orden del día el fleteo, las balas perdidas, los atracos, un país donde nuestras vidas están en riesgo todo el tiempo.

Aunque las autoridades no han esclarecido los hechos, lo que sí es real es que hoy Deivi Rap, deja una sonrisa imborrable de quienes lo conocimos, y una inmensa tristeza por quienes parten de este mundo, producto de la violencia.

¡Ey chico! Descansa en paz…

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