Sin importarle al Distrito el antiestético y desagradable aspecto del lote del que sería el Parque Taykú o el antes Rumbódromo de la calle 22, que se ha convertido en un basurero y un espacio para el expendido de drogas.
Cuando el Distrito lo necesitó y lo utilizó para guardar allí las maquinarias y materiales de los trabajos de la av. del ferrocarril, dejando cualquier tipo de escombros, que a simple vista se ve que continúan en está en esta zona.
El expendido de drogas también se ha convertido en un tema de preocupación por la seguridad de los que viven a su alrededor, indican que “hay niños y jóvenes y el miedo que los envuelvan para venderles droga es pan del día a día”, manifiestó un habitante.