Como en parte de los versos del ‘Pitan Pitan’ de Carlos Vives; amaneció domingo y se despertó la ciudad, la cotidianidad de un fin de semana en la ‘ciudad de Bastidas’, no era la misma de una domínica de playa o de paseo a río. Los memes en redes sociales y los estados en las cuentas de Facebook, instagram y whatsapp de los samarios evidenciaban el evento; “no era un día normal, jugaba el Unión”.
Y es que después de 1.819 días, de aquel 3 de marzo del año 2013 fue cerrado el estadio Eduardo Santos; Riohacha, Ciénaga y Magangué, fueron las casas del cuadro azul y rojo que fue equipo de nadie.
Los niños nacidos 5 años atrás y los que pisan la adolescencia solo veían el azul y rojo en las transmisiones de fútbol en España para el Barcelona, por lo que nunca habían sentido el orgullo que da ver como la brisa y el incesante calor son ingredientes de las luchas de 11 gladiadores que los domingos ‘sacan a relucir la garra’, esa que por muchos años fue famosa por la fortaleza y calidad del jugador samario.
Pero la historia sin politiquería, la sinvergüenzura y dejando a un lado los problemas de la casa, las deudas y todas aquellas situaciones que viven a diario los samarios quedaron a un lado, todo porque el sentimiento no era naranja, verde o cualquier otro olor; los samarios respiraban y tenían el corazón ‘manchado’ de azul y rojo.
No era un día cualquiera, la zona apartada de Bureche, fue la más visitada, la trocha enmontada camino al escenario deportivo fue la ruta de los samarios que vestidos de azul y rojo fueron un solo sentimiento.
El estadio en las tribunas de norte, sur oriental y los abonados de occidental, prendieron la fiesta que se viviría por primera ocasión después de 5 años.
Las banderas y el cántico de las barras; el grito retumbante de lo que saludan al árbitro y al cuerpo técnico rival, recordándoles a la mamá y dudando de sus preferencias sexuales; la risa burlona de muchos al ver pasar las parejas de enamorados; el guarapo, el agua y la morcilla; todo se convirtió nuevamente en el ingrediente para la fiesta del fútbol.
UNIÓN VOLVIÓ A ANTA MARTA
Con goles David Ferreira y Davier Vega, Unión Magdalena regresó de manera triunfal a Santa Marta, tras 1.819 días como errante, luego el cierre del estadio Eduardo Santos hace 5 años.
En el aun en construcción estadio Sierra Nevada, el cuadro de Santa Marta, le regaló a su afición un triunfo 2-1 sobre el Atlético de Cali.
Las casi 10 mil personas que acudieron a la cita en el estadio Sierra Nevada, sufrieron, los 90 minutos de juego, en los que el cuadro liderado por el experimentado David Ferreira sacó la garra samaria, alcanzando un triunfo en casa.
SUFRIÓ PERO SOPLÓ EL ‘CICLÓN’
Desde el central del compromiso decretó el inicio de las acciones en la cancha del estadio Sierra Nevada, Unión Magdalena intentó ser el dueño del balón y de las acciones, sin embargo las cosas no fueron tan fáciles por el gran trabajo defensivo de los dirigidos por Giovanni Hernández.
Unión Magdalena sufrió en los primeros minutos, tras perder el control del juego y ser víctima del azote azucarero que en el minuto 13, se puso en ventaja con gol de Camilo Del Castillo.
Tras la renovación del juego después del gol, el Ciclón intentó encender la ráfaga ofensiva, buscando espacios entre el medio campo y la defensa del cuadro caleño, sin embargo, solo hasta el minuto 41 Daiver Vega hizo historia y anotó el primer gol del Unión en el estadio Sierra Nevada.
El gol del Unión Magdalena llegó luego de un rebote en el área tras un tiro de esquina cobrado por John Montaño. Así le dio el empate al equipo bananero antes de finalizar el primer tiempo.
La escuadra bananera siguió en su afán de apabullar a los visitantes, quienes se echaron atrás tras contar con un hombre menos en la cancha, y fue ya en la reposición del juego cuando se registró una pena máxima a favor, que sería la esperanza para el triunfo azulgrana.
El capitán David Ferreira fue el encargado de tomar la pelota sobre los 12 pasos y con un zapatazo magistral, puso el 2-1 que le dio el triunfo a la escuadra de Santa Marta.
