por: Hilda Lorena Leal Castaño
En el año 2011 se publicó un artículo por Héctor G. Barnés, el diario “El Confidencial” sobre cómo los amores del pasado vuelven cuando no lo esperas, tan cierto y tan real, y cuando regresan en especial aquellos que se tornaron un poco imposibles reavivan los sentimientos esos escondidos con el pasar del tiempo, pero que nunca murieron. Entonces llegan las preguntas, eso de saber que habría sucedido.
Así pasa cuando regresa el primer amor, ese de los 16inocente y lleno de ilusiones, con la perspectiva de encontrar a la misma persona, quizá con más arrugas en el cuerpo, pero con el retorno obligado de tratar de conectarse con eso que hizo falta por decir y por hacer.
Se crea entonces ese universo paralelo, construido de manera sutil evocando recuerdos que en muchos casos regresan para sanar dolores del pasado, y en otras para afrontar aquellos sentimientos que fueron un anhelo, cargado de mística esperando que no llegue un final devastador.
Al parecer cómo lo vaticinó Antonio Gala “Los primeros amores siempre están ahí”, en especial aquellos que llenaron de buenos recuerdos el alma, bien decía Silvio Rodríguez y Pablo Milanés “Y cómo pasa el tiempo que de pronto son años” y ese pasado común ajustado como el ideal, llena de ilusión a ese viejo amor que se irá por todas partes.
