Jueves Santo ¿Qué se celebra en este día?

El de este 2020 será un día diferente al que se está acostumbrado a lo largo de la historia.

Jueves Santo es una fiesta cristiana, anual y tradicional, que se celebra el jueves anterior al Domingo de Resurrección, dentro de la Semana Santa, cierra el Ciclo Cuaresmal y abre el Triduo Pascual al atardecer de este día. En este día la Iglesia católica conmemora la pasión, muerte y resurección de Jesucristo.

El Papa celebra un Jueves Santo atípico, en soledad

Por primera vez, no hará el tradicional lavado de pies, que suele hacer a inmigrantes o presos, asimismo, por las medidas para restringir la expansión del coronavirus​, hará el Vía Crucis en la Basílica de San Pedro y no en el Coliseo romano, como es tradición.

El Papa Francisco oficia la Santa Misa de Jueves Santo para que todos los fieles puedan seguirla a través de señal de televisión por streaming en todo el mundo. La pandemia del coronavirus obliga al Pontífice a realizar las ceremonias sin público desde El Vaticano para trasladar al mundo su mensaje de fe y esperanza.

Reflexión para el Jueves Santo

Hay algunos gestos humanos que nos conmueven profundamente. El evangelio de hoy con el que comenzamos el Triduo Pascual nos narra uno de estos. Jesús se levanta de la mesa y, con la simpleza y la profundidad de los gestos que son proféticos, lava los pies de sus discípulos. Dice el evangelista que Jesús en esta cena los “amó a los suyos hasta el fin”. ¿Qué nos quiere decir esta expresión? Algunos comentadores del texto dicen que hace referencia a un amor hasta el final de su vida, hasta su muerte. Que Jesús los amó de un modo que sobrepasaba todo amor imaginable. Un gesto de amor sin medida, que involucra toda su existencia.

En el gesto profético de Jesús, encontramos un nuevo modo amar. Un amor que no es pasividad ni espera, sino que es acción, iniciativa, “primereo” diría Papa Francisco. Un amor que se abaja tomando el último lugar para servir a todos. Es un gesto profético porque nos sigue hablando por sí mismo a pesar de los siglos y las culturas que nos separan.

Al mismo tiempo este modo de amar es apasionado, no se puede contener, y desborda contagiando a aquel que se deja interpelar. Nos presenta un amor que “quema” todo lo que toca, transformando por completo la vida del que se deja amar.

Este modo de amar nos puede hacer recordar el modo de amar de los más jóvenes. Un amor que es apasionado e invita a soñar un mundo nuevo. Un amor que es alegría y que contagia. Algunos pueden pensar que ese amor juvenil es idílico o utópico. Sin embargo, es un amor que se hace acción, entrega, unción que se derrama generosamente, e impregna todo con este perfume.

En este Jueves Santo, recemos por los jóvenes del mundo. Por aquellos que no se les ha permitido soñar, que han perdido la pasión por construir un mundo mejor. Por los que no encuentran sentido a su vida, por los que están tristes, por los que son descartados del mundo. A todos ellos hoy Jesús se les acerca, se abaja y lavando sus pies, quiere animarlos a amar si medida, con gestos proféticos que buscan construir un mundo más justo.

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