(VIDEO) El hombre más viejo de Bonda tiene 102 años

En la terraza de su casa a pocos pasos de la parroquia Santa Ana de Bonda, se escuchan los particulares y jocosos versos del viejo ‘Chale’, uno de los personajes que más recuerdan los habitantes de ese corregimiento, pero también el habitante que más recuerda cosas sobre su comarca.

‘Chale’ o Ernesto Pacheco De Armas, es el hombre más viejo de Bonda y quizás como dice él, “si hay uno más viejo que yo en Santa Marta, no hay dos”. Nació el 27 de febrero de 1916, traído al mundo por una partera, una comadrona del viejo Bondigua.

Cumplió 102 años de nacido, recuerda como desde que se levantó ayudando a su mamá y abuela en las labores de la casa junto a sus 5 hermanos, nunca dejó de coleccionar cosas como monedas, periódicos, piedras de los antepasados indígenas y otros recuerdos; así como si supiera que Dios le tendría destinada una vida sana y duradera.

El señor ‘Chale’, hijo de una bondera y un holandés trabajador de la vieja hidroeléctrica construida en ese corregimiento, se ha convertido en uno de los más ilustres vecinos de esa comarca. Es historiador; prestó el servicio militar; duró 4 años en la Policía en Santa Marta; fue inspector de Policía de Bonda; presidente de la Junta de Acción Comunal; organizador de las fiestas de Santa Ana (patrona del corregimiento); participó en varias de las expediciones por el Pueblito Tayrona y la geografía caribe con Gerardo Reichel-Dolmatoff, antropólogo y arqueólogo colombo – austríaco.

A pesar que no reveló el secreto que lo mantienen paradito en la raya después de 102 años, a pesar de algunos achaques normales como la perdida de flexibilidad, un dolor en la cadera, la vista maltratada y hasta un poco de sordera, sigue con la misma energía que cuando tenía 20 años “cuando era un joven lleno de vida”.

‘Chale’ no tiene malos recuerdos de la Santa Marta de antes, ni mucho menos de su natal Bonda, asegura que “cuando las calles eran destapadas, no tenían pavimento, la tranquilidad reinaba en una ciudad de 5 barrios y 5 corregimientos.

Ernesto Pacheco De Armas, asegura que vive tranquilo y feliz y solo le agradece a Dios, un poquito más de vida para ver crecer a sus tataranietos, que a pesar que no sabe cuántos son, los sienta a su alrededor para contarles las historias de la vieja Bonda.

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