“Sólo podían hacerlo ellas”

“Al igual que Suárez, Avendaño y Rojas lograron consolidar la salida de Electricaribe, las mujeres en los cargos de dirección, representan una oportunidad de desarrollo para el país que siempre ha estado allí, pero que nos hemos negado a reconocer y a implementar”.  

Emiro J. Castro Meza.

Hace pocos días los habitantes de la Costa Caribe fuimos testigos de la materialización de un sueño de décadas. Electricaribe, aquel enemigo común que por años había acumulado tanto odio en la población, por fin apagaba su luz y se despedía de las vidas de todos los costeños, dando paso a dos grandes empresas con una experiencia sin igual en el manejo de este sector económico, acompañadas del respaldo del gobierno y toda la institucionalidad regional, para llevar a cabo un ambicioso plan de inversiones de más de $15 billones de pesos en los próximos 10 años.

María Fernanda Suárez, exministra de Minas y Energía, Natasha Avendaño, Superintendente de Servicios Públicos, y Ángela Rojas, Agente Liquidador de Electricaribe, son tres mujeres valerosas, aguerridas y sobre todo con una determinación sin igual, que se echaron al hombro esta tarea que parecía escasa y que por supuesto no fue fácil de consolidar. Quizá para solucionar este problema sólo faltaba la determinación de una mujer o varias de ellas, para nadie es un secreto que lo saben hacer todo mejor que nosotros.

Y es que no es cuento, las mujeres aportan en las empresas y en cualquier cargo que se desempeñen, capacidad, empatía, habilidad de conciliación, organización, un manejo adecuado de las finanzas y sobre todo la firmeza y la convicción de los principios. Según el Fondo Monetario Internacional, si Colombia incrementara sustancialmente la participación de las mujeres en el mercado laboral promocionando su emprendimiento y liderazgo, en pocos años podría tener un crecimiento económico exponencial de hasta el 35%.

Sin embargo, según Deloitte Global Center for Corporate Government, mientras en el mundo el promedio de participación de las mujeres en las juntas directivas es del 16,9%, en Colombia ese porcentaje cae a un 8,6%. Aumentar esta cifra y llevarlo por encima del promedio mundial, representaría a las empresas un incremento en la rentabilidad de las empresas entre un 8% y 13%, que se traduce en mejores salarios, mayor empleo y por supuesto, más competitividad para el país. 

Hoy según el estudio “From Santiago: Gender Equiality and the Fourth Industrial Revolution” de Linda Scott, sólo una cuarta parte de los cargos “Senior” en las empresas de la llamada “cuarta revolución industrial” son ocupados por mujeres y además requieren un promedio de entre 12 y 15 años para hacerse con uno de esos puestos, pero lo más preocupante es que solo el 5% de esas mujeres acceden a los cargos de las juntas directivas después de haber trabajado 20 o 25 años.

Según la ANDI, en Colombia sólo el 25% de los miembros de las juntas directivas son mujeres y apenas el 33,5% de los cargos de gerentes son ocupados mujeres que, además, deben contar con muchos años más de experiencia que los hombres para poder aspirar a esos cargos.

En el gobierno nacional, por ejemplo, sin contar temas políticos sino midiendo resultados de trabajo y metas cumplidas, quienes mejor enmarcan las cifras de desarrollo son las mujeres. La exministra de Minas y Energía, la exministra de TIC´s Sylvia Constaín, la actual ministra de Transporte Ángela María Orozco entre otras, son un referente de trabajo acertado, cumplido y de resultados, al igual que la Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, con el liderazgo de la reactivación ordenada de la economía luego de las graves consecuencias de la pandemia del COVID – 19, han demostrado que las mujeres en este país, merecen un espacio más activo en las altas direcciones de las empresas y también en lo público.

Lastimosamente, con la salida de Sylvia Escobar de su cargo como Directora Ejecutiva de Terpel, Colombia baja su cuota de mujeres en los altos cargos de dirección de las empresas, aunque quedan algunas como Cristina De la Vega, directora ejecutiva de Alpina, Ana María Londoño como miembro de la Junta Directiva del Grupo Éxito, y María Lorena Gutiérrez, en Corficolombiana, el país necesita volcar la mirada al gran avance que pueden lograr sus empresas teniendo en sus juntas directivas y cargos de dirección a las mujeres.

El país debe aprovechar las capacidades de sus mujeres, aunque suene trillado, la mujer colombiana es verraca en cualquier campo que la pongan, la mirada complementaria sobre las estrategias de hacer negocios, de consolidar empresa y de dirigir una entidad pública o privada, es una oportunidad para mejorar la competitividad del país y superar los retos de inclusión y servicio. Al igual que Suarez, Avendaño y Rojas lograron consolidar la salida de Electricaribe, las mujeres en cualquier cargo y más en los de dirección, representan una oportunidad de desarrollo para el país que siempre ha estado allí, pero que nos hemos negado a reconocer y a implementar.

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