Veedores acusan que son tildados de ‘opositores’ y les impiden velar por la correcta inversión y ejecución de los proyectos que se adelantan en el Camellón de El Rodadero. A la Carrera Primera en El Rodadero le subieron el nivel por obras y afectaría los desagües de aguas lluvia.
Argumentando que las obras que se ejecutan en el Camellón de El Rodadero no son las que inicialmente se proyectaron, el veedor ciudadano Aurelio Rosales asegura sentirse inconforme, además, de no poderse reunir con la empresa encargada, porque los tildan de opositores.
Y es que si bien, las veedurías realizan vigilancia preventiva y posterior del proceso de gestión, haciendo recomendaciones escritas y oportunas ante las entidades que ejecutan el programa, proyecto o contrato y ante los organismos de control del Estado para mejorar la eficiencia institucional y la actuación de los funcionarios públicos.
Para este caso, según lo expuesto por Rosales, “las empresas encargadas de esta obra están cayendo en el plano de rechazar y desconocer cualquier sugerencia que demos los veedores”.
“La obra la están haciendo, habiéndose discriminado a la acción comunal, a la cual durante 3 ocasiones solicitó una reunión por escrito y ellos alegaron que con nosotros no se reunían porque había una orden porque presuntamente nosotros somos opositores”, agregó.
La molestia y preocupación radica en que las obras que se ejecutan para el nuevo camellón de El Rodadero, presuntamente la carrera primera habría sido elevada de su nivel, lo que ocasionaría una posible afectación al sistema de alcantarillado.
“En época de lluvia se generará un empozamiento en razón a que el nivel de desagüe está en parte alta y al darse el empozamiento se vería afectado el sistema de alcantarillado”, indica el denunciante.
Por último, el veedor ciudadano, reitera que las obras que se ejecutan en el sector de El Rodadero no cumplen con las expectativas, lo cual les genera inconformidad y preocupación, sin embargo, esperan que, al terminar los trabajos, estos sean para beneficio de todos y no un ‘dolor de cabeza’ para los ciudadanos.
