|OPINIÓN| INSEGURIDAD VIAL

Por: Manuel Guillermo Torres Lopera Twitter:
@matorres38

Cada vez que enciendo el televisor o la  radio o me conecto a las redes sociales veo y escucho las noticias de pronto sale un extra informando que acaba de ocurrir un accidente de tránsito hay heridos y personas fallecidas, las vías son un espacio de dominio común por donde transitan los peatones o circulan los vehículos, se han convertido en un escenario de horror,  es cierto que a mayor cantidad de personas en nuestras ciudades el parque automotor ha crecido en estos últimos años, como se observa en importantes avenidas, carreteras la  afluencia masiva de vehículos.

Ya es costumbre escuchar la sirena de la ambulancia en busca de un lesionado por causa de un siniestro en las vías, el riesgo es latente en conducir y pareciera que las calles se redujeran cuando te movilizas de un lugar a otro. Los estudios indican que el 90 por ciento de los accidentes de tránsito obedecen a factores humanos, la imprudencia de los actores viales (Conductores de vehículos particulares y públicos, motociclistas, mototataxi, biciusuarios y peatones) según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), le cuesta al país más de 11.350 millones de Dólares, esto es, cerca de 3 puntos del PIB, es la segunda causa de muerte violenta en Colombia después de los homicidios.

En nuestro ordenamiento jurídico existe un código nacional de tránsito que se debe acatar pero lamentable se está infringiendo y se refleja en altos índices de accidentalidad, hay otros factores que está causando también estos incidentes, el deterioro de las mallas viales en la que el conductor se encuentra con losa de concreto con hundimiento, huecos que se asemejan a un cráter de impacto, pocas señalización de tránsito, permiten circular en hora pico vehículos de carga pesada en pleno perímetro urbano y la infraestructura vial moderna que ha generado un polo de desarrollo en los municipios, distritos y departamentos cuenta con algunas obras mal diseñadas y sin iluminación pública en la que terminan creándose “trampas humanas”.

 El Ministerio de Transporte, la Superintendencia de Transporte y la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) entes que representan al Estado procuren en fijar mayor atención a las escuelas de conducción y los centros de diagnóstico automotor (CDA)  con respecto al primero la expedición de licencias, que las personas al entregarle la licencia sean aptas para asumir esa gran responsabilidad y surge un interrogante ¿si el tiempo de instrucción del aprendiz es realmente suficiente?, con el segundo la expedición de certificación de revisión técnico mecánica, en vehículos con más de 20 años en circulación, esta dos situaciones si no se logra una regulación adecuada la percepción de la inseguridad vial aumentará.

Las empresas aseguradoras están sintiendo que sus utilidades están disminuyendo por  los incidentes viales que son el pan de cada día y es por eso que la póliza del  SOAT anualmente se ha incrementado de forma significativa afectando los bolsillos de los que toman esta clase de seguro, la otra cara de la moneda es el negocio rentable de la atención del accidentado, como las ambulancias se disputan para llegar primero en atender al lesionado, hasta se han presenciado hechos bochornosos de irse a golpe los paramédicos, hay denuncias de ciudadanos que al paciente lo trasladan a clínica de larga distancia, habiendo una clínica cercana, ya hay clínicas especializadas en atender este asunto. La cotidianidad de andar afanados y de sobrepasar a la persona que va delante de nosotros cuando vamos caminando, también se manifiesta en el momento de manejar un vehículo automotor, la reflexión que dejo a mis lectores que el conducir exige una responsabilidad en el respeto de las normas de tránsito que nos rigen, aprender sobre todo a valorar la vida y pensar siempre que hay una familia esperándote con los brazos abiertos.

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