La ‘Vaca loca’

ELARTÍCULO.CO recuerda con esta historia, la tradición cultural de los pueblos del Magdalena, con motivo de la fiesta de la Virgen del Carmen.

Por las calles de Aracataca no había llanto más ruidoso que el de la pequeña de cabello negro, estatura delgada y pies descalzos; que corría despavorida, huyéndole a ese monstruo bota fuego, sin pies ni brazos que rodaba por las calles de la polvorienta población macondiana.

La niña gritaba y corría como la que va por el oro en Olimpiada. Su madre trataba de alcanzarla, pero de tanto correr, se perdió entre el océano de gente que fue a disfrutar de la fiesta de la Virgen del Carmen. Era imposible verla, solo se podía escuchar su llanto que se confundía con los ruidosos sonidos de la amplificación que se mezclaban con el coro de las personas que cantaban cuando sonaba en la caja de sonido la frase: “no hay cosa más bonita que sentirse uno con fe…”, la pequeña fue perdida la vista.

La niña corría de la bola de candela que prendía la fiesta, pero sentía aún más temor por ese animal cornudo que perseguía a quien se atravesaba. La llamada ‘Vaca loca’, que era el centro de atracción y protagonista del temor de la infante en esa noche del 16 de julio de 1994, el mismo año, pero días después que Colombia había sido eliminada en primera ronda del Mundial de Fútbol de Estados Unidos. La misma noche en la que se el amor sembraría cosecha en varias parejas de Aracataca, los cuales verían sus frutos en abril del próximo año.

En ese momento el licor, la pólvora y la fragancia sudorienta de los parranderos confundía el olor a guayaba de historias novelísticas que hicieron popular esa comarca. Aracataca era el escenario de la fiesta a la patrona de militares, conductores y hasta músicos. Pero dentro de la historia de la celebración estaba la “mini historia” del susto de una madre a la que se le perdió su niña.

En su recorrido la niña fue vista por un anciano estaba sentado en la entrada de un billar en el sector de Cuatro Esquinas, viendo como el mejor jugador de la población era derrotado 4 partidos a 1, a manos de un campesino desconocido, que con brillantes ataques tenía mudo al campeón del juego que la ‘buchacara’ en ese sector de la tierra de García Márquez.

El hombre que presenciaba la emocionante paliza en el reconocido Cuatro Esquinas, dijo que pudo distraer su mirada por un momento al ver a la niña pasar. A pies descalzos, un traje blanco con flores bordadas, sin mirar con precaución si venía o iba algún carro, la pequeña corría por el centro de la calle que conduce al Parque; muy cerca donde Sarita la peluquera, atendía a uno de los tantos sujetos de la población que hacían cola para ser atendidos por tan bella mujer. Quizás la belleza y el movimiento de caderas de Sarita, la cotizó más que sus cortes de pelo reconocidos no tanto por la precisión, como por lo trasquilados que salían varios de sus clientes.

El hombre que veía el partido de billar, pero se distrajo al ver pasar a la pequeña llorona, pues no se explicaba que hacía una niña sola corriendo de esa forma, por un momento pensó que los tragos producto de una parranda que empezó el día anterior, ya le estaban haciendo efecto y que aquella pequeña podría ser la ‘Llorona loca de Tamalameque’ que se había trasladado hasta Cataca; sin embargo al ver minutos después, a una mujer joven con cara de preocupada, gritar el nombre de una niña, y que no paraba de llorar y preguntar a cada vecino por su hija, fue y avisó que en el parque podría estar la bulliciosa pequeña.

El llanto fue el mapa de los oídos de la madre, quien en el parque encontró a la pequeña, llorando huyéndole al espectro con cuernos que enmarcó en susto una noche de jolgorio y alegría, en unas de las poblaciones más reconocidas por sus historias macondianas.

Al final, después que encontraron a la pequeña y por atrevida, su madre luego de consolarla la castigó con algo más terrorífico que la “Vaca loca”, la niña recibió la popular chancletera.

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