Hoy se conmemora el día de la Virgen de la Medalla Milagrosa

Hoy cada 27 de noviembre, el santoral católico de Santa Marta rememora una de las apariciones marianas de la Virgen María, que hace alusión al momento en que la madre de Dios se apareció a Santa Catalina Labouré en 1830, en una escena que se convertiría en la imagen de una insignia popularmente conocida como la “Medalla Milagrosa”.

La celebración de los devotos samarios dará inicio desde las 5:00 de la mañana, con la celebración de una eucaristía y del rosario en el cerro del barrio ubicado en El Cundí donde reposa la imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa.

Posteriormente se llevará a cabo a las 5:00 de la tarde una procesión que por motivos de bioseguridad este año se realizará por medio de una caravana automovilística que culminará en el Templo San José, en donde se celebrará la eucaristía.

En el último día del novenario, la visita a la Virgen de la Medalla Milagrosa, es un evento importante para los habitantes del Cundí y los sectores aledaños, quienes cada año se esmeran en adornar con flores, luces la imagen y limpiar todo el lugar por donde se realizará la peregrinación de la celebración de su día.

La aparición de la Virgen ante la novicia francesa Catalina Labouré tiene lugar en un momento en el que se sucedieron varias visitaciones celestiales de María, razón por la que el Papa Pío XII bautizó esta época, los años treinta del siglo XIX, como la “era de María”, en relación a las distintas visiones que tuvieron feligreses en lugares que, con el paso del tiempo, se han convertido en paradas imprescindibles de peregrinación gracias a la presencia de la Virgen, como Lourdes, en Francia, o la ciudad portuguesa de Fátima.

Una noche, mientras dormía, la santa recibió el siguiente aviso por parte de un niño que había ido a buscarla a su alcoba: “Levántate pronto y ven a la capilla. La Santísima Virgen te espera”.

Anteriormente, Sor Catalina ya había experimentado otras visiones, aunque el mensaje que la Virgen le tenía reservado el 27 de noviembre de 1830 marcaría un antes y un después en la historia de la Iglesia católica. En un momento dado de la aparición de la Virgen, a María le rodeó una forma ovalada en torno a la que se descubría, según lo que dicta la tradición católica, la frase “María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que acudimos a ti”.

A continuación, la madre del Señor le habría pedido a Catalina Labouré que impulsará la acuñación de una medalla, que haría de todo aquel que la llevara alguien que recibiría “grandes gracias, más abundantes para los que la lleven con confianza”.

Una estampa que en las décadas posteriores se llenaría de significado y se convertiría en un símbolo de fe con mucho arraigo entre los creyentes católicos, en parte por la enigmática historia que hay detrás de la medalla, ya que la Virgen no sólo se habría aparecido ante la novicia en una ocasión, sino que habría vuelto a visitarla posteriormente para garantizar que se terminase de confeccionar la imagen.

Oh Virgen, Madre de Dios, Inmaculada María, nos ofrecemos y consagramos a ti, bajo el título de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Que esta Medalla sea para cada uno de nosotros, prenda del amor que nos tienes, y nos recuerde nuestros deberes para contigo. Que siempre que la llevemos nos bendiga tu amorosa protección, y nos conserve en la gracia de tu Hijo. Oh Virgen poderosa, consérvanos siempre a tu lado en todos los instantes de nuestra vida. Concede a estos hijos, la gracia de una buena muerte, para que en unión contigo podamos gozar para siempre de la eterna felicidad. Amén.

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