Honramos la memoria de nuestros 14 militares asesinados en zona rural de Ciénaga, Magdalena, hace 30 años

Este hecho se registró el 23 de septiembre de 1993, cuando los soldados adscritos a la Primera División del Ejército Nacional velaban por la seguridad de los habitantes de la vereda Parranda Seca, parte alta de la sierra nevada de Santa Marta, en zona rural de Ciénaga, Magdalena.

El Ejército Nacional, por medio del Departamento Jurídico Integral y la Primera División, recuerda y exalta hoy la memoria de sus 14 valerosos soldados, asesinados por las extintas Farc y el grupo armado organizado ELN, luego que los guerrilleros atacaran el convoy en el que se movilizaban con artefactos explosivos improvisados, ráfagas de fusil y granadas. Algunos militares fueron decapitados a machetazos.

Las víctimas estaban adscritas al Batallón de Infantería N.° 5 General José María Córdova y al Batallón de Contraguerrilla N.° 26 Arhuacos. El mayor retirado Valerio Maldonado Izquierdo, quien lideraba uno de los grupos especiales de soldados, recuerda que bajaban desde la parte alta de la sierra hacia la Troncal de Oriente. Las primeras detonaciones se registraron pasadas las 6:00 de la mañana de ese jueves.

«Escuchamos unas explosiones a las cuales reaccionamos y nos acercamos con los tres soldados que iban en mi vehículo, un explosivo nos golpeó el carro y nos desvió al abismo, pero, afortunadamente nos detuvo un árbol. Uno de los soldados quedó aprisionado entre el árbol y el carro. No pudimos mover el vehículo entre dos y él nos decía: “Por favor mátenme, no me dejen sufrir”. A los tres minutos el soldado murió por el golpe». En medio del fuerte ataque, el mayor afirma que los guerrilleros corrían hacia ellos diciendo: “Vamos, vamos que ahí están vivos, vamos a acabar con esos hijuetantas. Ellos nos superaban en número de hombres», cuenta.

Ese suceso lamentable para el país, aún sigue intacto en la memoria del oficial, debido a que vio cómo los alzados en armas remataban a sus compañeros cuando se encontraban en estado de indefensión y moribundos en el piso, acción que infringió el derecho internacional humanitario y violó los derechos humanos. «Fue un hecho muy doloroso. A muchos de ellos les quitaron las cabezas, los partieron por la mitad con machetes», recuerda.

Hoy la institución dignifica, exalta y honra la memoria de estos hombres que ofrendaron sus vidas por la protección de la población magdalenense, demostrando su compromiso por el país y esta prospera región.

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