Estudiante de Unimagdalena ya no tendrá que subirse al árbol para asistir a clases

Hasta San Basilio, un recóndito corregimiento ubicado en el municipio de El Piñón llegó la Universidad del Magdalena para suplir las necesidades de Tomás José Gutiérrez, un estudiante a quien el esfuerzo le representa la escalera que conduce al éxito. En su casa, la Institución le hizo entrega de un computador portátil con acceso a internet para el desarrollo de sus clases y trabajos.

El estudiante de segundo semestre del programa de Ingeniería de Sistemas de esta Institución recibió en compañía de sus padres el equipo tecnológico por parte de la Alma Mater, en una iniciativa que se consolidó luego que el Rector Pablo Vera Salazar, al conocer su caso, lo felicitara el pasado 25 de abril mediante vía telefónica por el empeño de salir adelante a través de la educación.

Días después de la comunicación, Tomás, se convierte en el primer beneficiario de las herramientas tecnológicas que entregará la Universidad del Magdalena por todo el Departamento para que los estudiantes puedan avanzar con sus obligaciones académicas. “Esto me da tranquilidad porque el Wifi que nutre el pueblo se compra por pines, entonces me ahorro un gasto que puedo invertir en mi estudio y puedo trabajar desde la casa para no salir a exponerme en las calles”, manifestó.

Agregó, que muchos jóvenes como él en el Magdalena no cuentan con los recursos necesarios para poder estudiar y los ingresos que reciben sus padres no son suficientes dado que la pandemia azota la economía de los más vulnerables. “Toca sacrificarse para salir adelante, no importa las dificultades porque por todo esto debemos pasar”, sostiene con entereza.

Su caso, refleja la vida de muchas familias en el Departamento que, entre la pobreza y la falta de oportunidades, ven en la educación la única opción para mejorar la calidad de vida. Tomás, vive con sus padres y dos hermanos menores en una humilde casa entre las polvorientas calles de San Basilio, una pequeña vereda ubicada a 185 km de Santa Marta donde la actividad principal se basa en los cultivos de yuca, maíz, frijol y millo, entre otros.

Entre lágrimas, su madre Luz Merys Orozco, ama de casa y su padre Juan Gutiérrez De la Hoz, vendedor de quesos, reaccionaron con gran emoción ante el solidario gesto de la Alma Mater. Hoy Luz Mery, observa cómo llega el fin de una angustia que la atormentaba y le quitaba el sueño: las peligrosas maniobras de su hijo para poder estudiar.

– “Mijo con cuidado que te puedes caer y partir un brazo”: le decía con preocupación e insistencia.

Un consejo al que el joven estudiante respondía: “Mamá tengo que coger señal para la clase y debo hacerlo para seguir adelante”.

Entre las estrategias que esta Casa de Estudios Superiores viene implementando para apoyar a los estudiantes más necesitados y avanzar en la educación virtual, se encuentra la entrega de 400 equipos tecnológicos con acceso a internet, acciones incluyentes de suma importancia en el marco del Proceso de Autoevaluación con Fines de Renovación de Acreditación Institucional por Alta Calidad.

El Doctor Pablo Vera Salazar, se refirió al caso del estudiante Tomas, como la muestra de tenacidad y esfuerzo que imprimen muchos jóvenes de la Alma Mater por transformar sus vidas. 

“Este computador se le entregará por toda la carrera para que pueda seguir con sus labores, es un gran ejemplo y hay muchos que teniendo las mejores posibilidades no hacen todo el esfuerzo que está haciendo él, la única opción para sacar adelante a la familia es que se convierta en profesional y en un gran ingeniero de sistemas y por el empeño que le pone sé que lo va a lograr”, expresó.

La historia de Tomas Gutiérrezconmocionó las redes sociales y los medios de comunicación, y no es para menos, es un verdadero ejemplo de la reconocida frase “cuando se quiere se puede”.

En medio de la cuarentena y el aislamiento obligatorio, atender las clases virtuales, era una tarea maratónica por no contar con un computador, celular e internet, herramientas necesarias para cumplir con la jornada académica. Y ante la falta de equipos y conectividad optima en su pueblo, Gutiérrez Orozco debía acudir a los maestros de la comunidad para que le suministraran un portátil por el tiempo de la clase y en repetidas ocasiones tenía que ir a la casa de su prima María Clara a que le prestara su celular con datos. Sin embargo, al no tener una buena conexión decidió subirse a un árbol y a una altura de dos metros con el fin de encontrar la adecuada señal de internet.

Ante la tarea direccionada por la Unimagdalena a sus docentes de identificar los casos de estudiantes carentes de herramientas tecnológicas o señal de internet para poder acceder a sus obligaciones académicas, ahora de carácter virtual, el licenciado magister Ubaldo Mercado Calabria, docente de la Alma Mater, dio a conocer el caso de Tomas logrando la reacción inmediata de las directivas universitarias.

De esta manera, el joven Gutiérrez Orozco lograba cumplir con sus compromisos estudiantiles, esos que ahora puede desempeñar sin necesidad de arriesgar su vida y su integridad. Afirma, que “ahora tengo un compromiso personal mayor por mis padres, mi pueblo, la comunidad de la Universidad del Magdalena y con los profesores que me han tendido la mano en esta situación”.

“Las dificultades solo son un reto que tenemos que superar para alcanzar nuestros objetivos”, concluyó.  

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