“Crece el mito de un nuevo “Campeador” invencible en la política colombiana”: Lafaurie ante el reciente llamado de la Fiscalía a Uribe

El presidente ejecutivo de Fedegán recordó que cuando Álvaro Uribe Vélez alcanzó el solio de Bolívar en 2002, el país estaba colapsado, los habitantes de las ciudades secuestrados en ellas y, en el campo, eran los años en que los ganaderos eran asesinados por decenas, secuestrados por centenas y extorsionados por miles. “De ese estado sacó al país”, sostuvo.

La obsesiva persecución política, mediática y también judicial contra el presidente Álvaro Uribe Vélez lo ha convertido en un mito, motivador para el triunfo de unos y riesgoso para la derrota de otros. Así lo manifestó José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán, en su más reciente columna de opinión en donde indicó que cuando el entonces mandatario dejó la Casa de Nariño tenía una popularidad del 80 %, un hito que ningún mandatario en este siglo ha logrado (ni en el siglo pasado).

El alto ejecutivo comparó al exjefe de Estado con el magnífico Cid Campeador, ese personaje de la obra literaria Cantar de Mío Cid -de autor anónimo- que cuenta los triunfos de Rodrigo Díaz de Vivar, quien recibió ese título debido a su habilidad para la batalla, principalmente contra los moros.

“Entre retazos de historia, entre el Cantar y la leyenda, es parte del imaginario español la imagen del Cid ganando una batalla después de muerto, amarrado a su caballo Babieca, porque su presencia era suficiente para motivar a la soldadesca y asustar al enemigo, y su ausencia, por el contrario, era el riesgo de la derrota”, indicó el dirigente gremial.

En 2002 Colombia estaba colapsada

Explicó que al mito del Cid llegó reflexionando sobre la política colombiana de las últimas décadas. “Comenzando el primer gobierno de Uribe, en 2002, el país estaba colapsado; los habitantes de las ciudades secuestrados en ellas y, en el campo, eran los años en que los ganaderos eran asesinados por decenas, secuestrados por centenas y extorsionados por miles”.

¿Quién no recuerda que a finales de los 90 y comienzos de 2000 la guerrilla de las FARC gobernaba en el suroccidente del país y que a la zona de distensión iban padres, abuelos, tíos, hermanos a preguntar a los cabecillas del grupo terrorista por el destino de sus familiares secuestrados? Allá estuvo hasta el presidente de la Bolsa de Valores de Nueva York, Richard Grasso, rindiéndole pleitesía a alias Raúl Reyes. Además, fueron años en que alcaldes, concejales, incluso mandatarios seccionales y diputados, gobernaban o desempeñaban sus labores desde las ciudades capitales por temor a ser asesinados por guerrilla o paramilitares.

De ese estado sacó al país Álvaro Uribe -dijo Lafaurie-, y por eso se convirtió en símbolo para los luchadores por la libertad, pero también en el símbolo por atacar para las guerrillas comunistas -el mayor anacronismo colombiano-, la izquierda “democrática” devenida en progresismo, “y claro, por nuestro mal de males, el narcotráfico”.

Llamado a juicio a Uribe, un proceso “político-vengativo”

El presidente ejecutivo de Fedegán agregó que del símbolo al mito solo hay un paso y tan obsesiva persecución, política, mediática y también judicial, ha convertido a Uribe en un mito, motivador para el triunfo de unos y riesgoso para la derrota de otros.

“El tema está sobre el tapete con la llamada a juicio al expresidente Uribe, no porque realmente sorprenda, después de 12 años de un proceso que ha sido ‘jurídico’ en lo funcional, pero ‘político-vengativo’ en sus objetivos, sino por las circunstancias que rodean la decisión de la nueva Fiscalía: su ‘reversazo’, ese sí… ¿sorprendente? después de dos solicitudes de preclusión”, dijo en su columna titulada “Ante el mito de un nuevo Cid” y publicada en los principales diarios del país.

Lafaurie Rivera calificó el anuncio por parte de la Fiscalía como oportunismo por haber sido justamente el día de las víctimas, mostrándolo como reivindicación de presuntas víctimas del expresidente; y la sospecha de ser carnada para una ley de punto final que metería en un mismo saco a inocentes convertidos en culpables, con criminales sentados en el Congreso y hasta gestores de paz.

Inquietantes preguntas

El alto ejecutivo agregó que las series históricas de Invamermiden la opinión en términos de si las cosas mejoran o empeoran sobre múltiples aspectos, pero solo en inseguridad, narcotráfico, economía, lucha contra la pobreza y corrupción, con cifras desde 2008, la percepción más positiva se dio durante los dos últimos años del gobierno Uribe.

“Cuando se pregunta si, en general, las cosas en Colombia mejoran o empeoran, con series desde 1994, la respuesta más optimista es clara durante los años del gobierno Uribe; y por eso, cuando terminó su mandato, 80 de cada 100 colombianos aprobaban su gestión”, anotó.

No seré yo quien juzgue a jueces y fiscales -dijo el dirigente gremial-, pero sí quedan preguntas, muchas de ellas recogidas en la “digna e indignada” respuesta de Uribe al escrito de acusaciones.

Y finalizó su análisis con la pregunta que consideró más inquietante: El llamado Tuso Sierra, a quien la justicia de Estados Unidos dio total credibilidad, fue famoso en su momento, pues lo visitaron los senadores Iván Cepeda y Piedad Córdoba, quienes, según él, le ofrecieron beneficios si les contaba lo que supiera sobre los Uribe.

“Para lo mismo lo visitó el hoy ministro Velásquez, y también el periodista Giraldo, como mensajero de otros altos funcionarios. Sin embargo, la Corte Suprema no quiso escucharlo, ni hoy la Fiscalía parece querer hacerlo”, concluyó.

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